30 ago 2011

"El Síndrome de los Párpados Pegados"




Ahora que has sido cegado por el pasado vagas por los rincones del bosque en busca de consuelo, o de un utensilio que te libere de la oscuridad en la que has caído: una piedra, un hueso, una rama. Ojos esclavos de la piel que se secan en su afán necio de mirarse en el reflejo del lago.

Ciego de ti mismo como quien niega la semilla que le dio vida o como quien duerme sin soñar por miedo a la realidad. Quizás no recuerdas cómo sucedió:

Estaba anocheciendo, los árboles danzaban a la emergente Luna en un acto desesperado de ser iluminados. Tú corrías entre ellos y te creyeron un animal salvaje huyendo de su depredador, no estaban lejos de la verdad.

Los chillidos aumentaban, la fricción de su piel con el viento te lo advertía. Seguían detrás de ti, volando rápidamente después de tanto tiempo. Era imposible perderte de vista.

Criaturas repulsivas, quimeras oscuras, abortos de las cavernas. Detrás de ti.

Caíste a causa del cansancio, te alcanzaron y rodearon, cerraste los ojos. Uno de ellos, el sacrificado, se acercó a tu rostro.

-Mírame, tú me llamaste.

-Yo no llamé a nada ni a nadie ¡Vete! ¡Váyanse!

-Te advirtieron que no entraras a la Cueva del Ayer, y no sólo lo hiciste sino que también me llamaste y ahora estoy aquí para ayudarte, para darte lo que siempre has querido y aniquilar las penas que te hacen infeliz.

-Pero yo no pedí nada de eso ¡No necesito ayuda! Solamente quería recordar...

-Recordarás, a partir de ahora será todo lo que harás.

La criatura cubrió tu rostro con sus alas, tus gritos despejaron el nublado cielo y la Luna fue testigo del ritual. El asqueroso ser comenzó a emitir luz comenzando por sus patas, pasando por sus entrañas hasta su cabeza. De sus ojos rayos, de tus ojos vacío. Y sus alas se fundieron con tus párpados y sus ojos se cambiaron por los tuyos.

Te dijeron que existía una cueva donde podías revivir el pasado. Tan real que se creía que podría tratarse de un portal tiempo-espacio. Fuiste sin dudarlo y recordaste viejos momentos, la melancolía te abrazó y no te dejó salir de ahí. Volviste en ti creyendo que habías estado adentro sólo por unas horas pero fueron días. Por un segundo pensaste "Quiero vivir esto por siempre". De repente escuchaste ruidos espantoso que provenían de todas y de ninguna parte. Tu instinto de supervivencia te hizo correr, huiste deprisa con el miedo desconocido por detrás.

Ahora no sabes si estás despierto o dormido pero debes ser feliz pues estás viviendo en el pasado, no existe presente ni futuro para ti porque de cualquier forma no encontrabas satisfacción en tales dimensiones ficticias del tiempo. Y todo gracias a un pensamiento, y a una criatura que ahora puede ver todo lo que tú no ves y que vive feliz conociendo un mundo que jamás imaginó.




2 comentarios:

Elba Marrujo dijo...

Que peligroso es caminar descalzo por los sueños.. Del ayer. Saludos!!

Anónimo dijo...

Pero que mariconada es esta!