Temí subir la escalera de madera, tan frágil que es ella. El vientre que le dio vida yace abandonado a la orilla del bosque donde ahora solo sirve de asiento a los niños cansados que juegan a las escondidas. Escalón tras escalón, crujidos de dolor en cuerpos de insectos diminutos, expulsaba la anciana.
Las hormigas treparon por mis piernas, luego rodearon mi espalda y recorrieron mis brazos extendidos. Solo una se atrevió, solo un insecto tuvo el valor de subir por mi cuello y alcanzar mi oído. La guerrera, la amante, la portavoz.
- Soy la boca de las grietas que viene a gritarte su dolor. Ellas son despreciadas, todos se preguntan "¿por qué eres vacío si puedes ser el contenido?", y tanto mis hermanas como yo no comprendemos cuál es el problema. ¿Acaso el vacío no sostiene tu Cielo? ¿Acaso el vacío no es parte de tu Universo?
- Y yo soy la boca de las hojas que tú y tus hermanas devoran sin piedad, y soy la boca de los padres de esas hojas, y la boca de las nubes, y la boca de la lluvia. No vengas aquí a decirme que las grietas sufren por mis pasos ni que éstos son los causantes de terremotos épicos, destructores de tu hogar. Tú no eres la boca, eres el odio insectificado, minimizado para que yo no tema escuchar tus palabras. Solo viene a gritar reclamos, tú no representas a nada ni a nadie.
- Estás olvidando que si no has caído es porque nosotras te mantenemos aquí. ¿Ves a todas esas criaturas sobre tu cuerpo? Están esperando órdenes, mis órdenes. Al parecer a ti no pude engañarte, tienes razón, solo hablo por y para mí. En realidad he venido a convencerte de que no sigas subiendo. Es muy sencillo tirarte pero si caes sobre esa tierra solo volverás a crecer e intentarás nuevamente trepar esta escalera. Puedo hablarte sobre lo que encontrarás en la copa del árbol, que es a donde pretender llegar y créeme que no es nada bueno lo que hay allí.
- Prefiero averiguarlo por mi cuenta, te lo agradezco.
El viento agitó con esfuerzo las ramas del árbol y muchas hojas cayeron sobre mis hombros. Hojas antropomorfas que comenzaron a comerse a las hormigas. Una batalla se libraba sobre mi cuerpo.
Después, las nubes que venían siguiéndome tiempo atrás se concentraron sobre mi cabeza y como cañones de guerra liberaron soldados de agua que arrastraron al resto del ejército de insectos.
La líder seguía al pie de mi oído, aterrorizada por la masacre no hizo más que observar su derrota.
- No te culpo gigante, los elementos están a tu favor y en tal caso no hay nada que yo pueda hacer, es señal de que debes continuar. Me retiro triste, incompleta. Mi madre es una tirana, una caprichosa. Y yo soy igual que ella. Sigue subiendo hasta que tus pies no resistan y en tus manos no quepa ni una sola astilla más. Sigue subiendo, sigue subiendo, es todo lo que puedo decir pues no puedo asegurarte que llegues a la cima, ni siquiera puedo asegurarte que exista tal cosa.
Cabizbaja descendió hasta el primer escalón, y se escondió entre las sombras de una grieta. La escalera siguió gritando de dolor y yo seguí escalando su cuerpo...