A veces pienso que la coincidencia existe, y que la verdad es como me la dicen. En ocasiones mi mente conjetura intensas situaciones donde no hay más que frases arrojadas al viento, nada trascendentales.
¡Para qué negarme lo que es! ¡Por qué no estar conforme con lo que es! ¿soy acaso hijo de la negación, y sería entonces la inconformidad mi vocación?
Ahora, despertar de un sueño que deja el sabor más amargo posible, que agrega limón a la herida provisional y quizás imaginaria. Eso no se siente bien, porque me da la razón, ¡qué irónico es eso! Un sueño que me da la razón.
Una línea paralela tras otra línea paralela, y así interminablemente, qué odioso. Las muevo, altero su quietud para volverlas perpendiculares, ¡hago que se crucen! ¡Como si me importara! ¡Como si esa tranquilidad suya me estorbara!
Puede ser que mi cuerpo, con sus partes meramente humanas, esté bajo el control del magno y poderoso signo de interrogación. Como si fuese mi Dios. ¿Qué tan conveniente resulta? Si por un lado está la paranoia y por el otro la persecución real. Inclusive puede ser todo ficción disfrazada en su camino para cuando llegue esta historia a su final, se descubra como verdad.
"De nuevo yo..."