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Imagino miles de hormigas marchando sobre muerte,
ésta les saluda y ellas sonrientes
le hablan de surrealismo y cómo habrán de comerle.
Con trinche y cuchillo, como la gente.
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Suben y bajan del árbol que tiene sed cada madrugada
el mismo que tiene duraznos por testículos y telarañas por ramas,
andan los insectos penantes, espectros de un mundo exorbitante
donde son personajes en los sueños del artista, y objetos del arte.
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Ayer invadieron el frutero que poco vale
no se llevaron la fruta y mordieron el traste,
no me explico cómo, y ellos son los animales
me explico por qué, advirtiendo un futuro ataque.
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Ah, las maté. Pero les pedí perdón antes.
1 comentario:
qué seríamos sin las hormigas, esas acusiosas muertes diminitas e implacables!
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