1. Tome un espejo de tamaño considerable, de ser posible,
de la misma altura que usted tiene.
2. Ponga el espejo en el suelo, preferiblemente en el
exterior, sobre la tierra.
3. Descalzo, párese a la orilla del objeto y de manera lenta
de un paso hacia adelante para colocarse encima del
mismo, mire hacia abajo para apreciar su reflejo e imagine
que la persona en cuestión está atrapada en ese tablero de
juego luminoso.
4. Si el espejo no sufre alteración alguna considérese
afortunado (¿?) y deténgase en este punto. En caso
contrario, lleve a cabo lo siguiente:
5. Coja un pedazo de espejo, seleccione el que tenga un
extremo visiblemente puntiagudo. Llévelo a la altura de su
rostro y con un movimiento rápido extirpe ambos ojos;
después dividalo en dos partes y encaje cada trozo en cada
oído.
6. Coja otro pedazo de espejo, y seleccione el que tenga
un extremo sensitivamente filoso. Si es usted diestro corte
su antebrazo izquierdo, y viceversa. Para cortar el antebrazo
sobrante necesitará la ayuda de una persona ajena a su
penosa situación sentimental.
7. Ahora, permita que el dolor físico sea más fuerte que el
impalpable, y así camine despacio hasta que su cuerpo
decida detenerse. Si cae, no se preocupe, permanezca así
por unos minutos después levántese y ande de nuevo.