En el mundo de mis ojos ciertos días no amanece
no es azar no es destino no es un obsequio de Dios para el Maligno
en un mundo donde la lluvia es sangre y las nubes son labios carmín mordidos
no hay mayor placer que ver a la luna fingir brillar cuando anochece.
¡Por supuesto que hay vida! aunque se crea sólo una utopía
tan diversa como la de otras tierras igual de remotas e inexploradas
es que nadie se ha vestido de coraje como para aventurarse a transitarlas
ni siquiera el cuerpo que por dentro erupciona en ardiente ira.
Más allá de donde se permite sentir, cuentan las visiones proféticas
historias de finales apocalípticos cuyo clímax no es otro que el amor
probable es que sean también fábulas disparatadas escapando de una mente escéptica
las que llenen el vacío que alguna vez dejó toda una generación.
Otros días se elige un cielo azul sobre uno color rosado
aunque todos juzguen absurdo el derecho que tiene este humano
pero el Sol siempre habrá de estar en posición, allá en lo alto
y entonces no queda más opción que levantarse cada mañana y saludarlo.
Quizás la geometría de algunos cuerpos escondidos en los rincones del sofá
no permite a sus respectivos sentidos prestar atención a lo que sucede a su alrededor
quizás son perfectos en demasía y se convierte eso en el peor de sus defectos
o por otra lado, quizás su Naturaleza errátil les prohibe acercarse a lo Superior.
Además de entes matemáticos y códigos genéticos que preestablecen placeres,
en el mundo de mis ojos no puede faltar lugar para la aurora boreal,
infiérole infelicidad a todo aquel incapaz de tenerle en sus amaneceres
la misma infelicidad que alguna vez iluminó (sí, iluminó) a una mirada ya resplandeciente.
1 comentario:
Hey!
Ps ya sabes que tu textos me gustan y este no es la excepciòn, pero la foto esta genial.
Debo decir que megusto demasiado.
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